TERRUÑO

La Ribera del Duero, ubicada en la meseta septentrional de la península ibérica destaca por su heterogeneidad, con lomas de hasta 910 metros y valles de entre 810 y 900 metros de altura.

Su composición, de sedimentos terciarios, alterna capas de arenas arcillosas, calizas y calcáreas lo que permite que las variedades posean un equilibrio entre el crecimiento vegetativo y el reproductivo, obteniéndose naturalmente un déficit hídrico que contribuye a lograr una excelente madurez fénolica, es decir, mejores taninos, mejor estructura, color y aroma a nivel de concentración.

Sumado al clima mediterráneo continental y sus grandes amplitudes térmicas, se conforma un extraordinario terruño que se ve reflejado tanto en el color, la gran estructura y el equilibro en los vinos. Es por eso que nuestros vinos son únicos e imposibles de reproducir en otro lugar.